domingo, 2 de febrero de 2014

La cita

No se hasta que punto es a ti a quien necesito para ser yo; Temo que mucho.
La mujer que se desata, la hembra ávida, la valiente; la apasionada, la loca.
Quiero entender porque, pero la respuesta asusta. A nadie le gusta descubrir que ha sido esclavo.
Lo llevo siendo tantos años que ya no recuerdo la libertad.
Contigo han sido pocas las horas de satisfacción y goce; creo que más te he odiado que añorado.
Volviéndome adicta a la dependencia, a la angustia, al amor de un rato, al sucedáneo de cariño que da una noche de pasión entre dos seres que se buscan y temen encontrarse. Porque ahí está la debilidad, el miedo al dolor, a sufrir, a volver a necesitar sin ser necesitado.
Esas preguntas malditas, tengo tantas...
Te deseo. Quiero morder tu carne. Tirarte el pelo y sentir tus pensamientos en mis dedos. Arrancar con furia tu corazón palpitante, sentirlo en las manos y luego comerlo y que chorree la sangre de tu indiferencia por mi cuerpo.
Te quiero. Si, te quiero... Y te quiero amar pero no puedo.


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