Las calles vecinas anuncian la muerte,
expectantes mientras mi bicicleta las recorre en cámara lenta.
Las luces se asoman en los portales,
la oscuridad y sus sombras se ocultan entre la falsedad de aquella luminosidad comprada.
El regalo que llegó,
se rompió en mil pedazos y se refugió en las palabras amargas que piensas y no pronuncias.
La cobardía disfrazada de prudencia,
las horas pasan y sigo siendo la misma,los años se agolpan en mi ventana y me veo tan distinta.
Tus manos delicadas y esas ansias de sentirlas mías...
La tristeza suave de entender,
que me cortaste las alas incluso antes de haber disfrutado de la brisa, en tí, mi cielo.
Ese cielo que se ocultaba tras tus besos,
esas cálidas sonrisas que tanto me sofocan...
Esos ojos de color indefinido...
Esa alma tan divina y tan libre...
Pierdes la vida en tu no-vida,
Quizás yo perdí la mía siguiéndote tan largo y tendido...
martes, 3 de febrero de 2009
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